La escalera analgésica de la OMS debe actualizarse, según especialistas en dolor

21 oct 2005

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"Deberíamos abandonar el abordaje clásico de la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud en el tratamiento del dolor oncológico y adaptar la terapia a las características individuales de cada paciente", ha afirmado el doctor Oscar de León, del Instituto RoswellPark Cancer Institute en Nueva York, en la sesión plenaria "Oxicodona: diferencias que aportan ventajas" celebrada en el marco del VI Congreso de la Sociedad Española del Dolor.




Según este especialista, "la escalera de la OMS se diseñó hace unos quince años para ayudar a los médicos y otros profesionales sanitarios en el abordaje del dolor crónico oncológico. En su momento cumplió una labor muy importante ya que, por primera vez, se reconoció que existían distintas formas de tratar a un enfermo con dolor y se establecía una escalera terapéutica de manera que si fracasaba un tratamiento existía la posibilidad de contar con otra terapia".

Nuevos tratamientos

A su juicio, "los avances registrados en el campo del dolor en los últimos años nos obligan, sin embargo, a tener que romper con este modelo. Mediante los procedimientos diagnósticos actuales podemos conocer si un dolor es somático –originado en cualquier parte del cuerpo excepto nervios o sistema nervioso central-, visceral –afecta a órganos del cuerpo y tejidos- o neuropático

–asociado al mal funcionamiento del sistema nervioso central- y con esta base debemos establecer una tratamiento adecuado al tipo de dolor y a la intensidad del mismo en cada paciente. En la actualidad no podemos esperar a que un paciente tenga más dolor para poder pasar al siguiente escalón".

En este sentido, los especialistas en dolor recomiendan el tratamiento con opioides y adyuvantes para el dolor somático y visceral de origen oncológico; y estabilizadores de membrana, antidepresivos tricíclicos y, si el paciente no responde, opioides para el dolor neuropático. "Con estas pautas terapéuticas podemos garantizar una buena analgesia en el 99% de los afectados", asegura este experto.

En su opinión, la elección del tratamiento debe realizarse en función de los receptores implicados en la transmisión del dolor. "En esta línea, oxicodona (Oxycontin®), un opioide mayor indicado en el tratamiento del dolor crónico intenso, constituye una de las principales alternativas terapéuticas ya que actúa a nivel de estos receptores bloqueando su actividad, lo que se asocia a un mejor y mayor control del dolor tanto de origen somático, visceral o

neuropático. Además, este fármaco presenta cierto efecto psicomimético beneficioso en estos pacientes que suelen estar deprimidos, con bajo nivel de energía y que presentan dificultad para dormir".

Dolor no oncológico

Por su parte, el doctor José De Andrés, jefe del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor del Hospital General Universitario de Valencia, que también participó en la sesión plenaria sobre Oxicodona, coincidió con el Dr. De León en la necesidad de adaptar el tratamiento a las características específicas de cada paciente con dolor, en este caso, no oncológico:

"La escalera de la OMS ha cubierto un papel importante en racionalizar la prescripción pero no debemos de forma necesaria y en todos los casos escalar los tratamientos del primero al tercero, sino que debemos contemplar la individualidad de cada paciente e intentar ajustar de entrada los medicamentos que el enfermo precisa. A diferencia de lo que sucede en el dolor agudo, en el dolor crónico existe una individualidad y no se pueden aplicar esquemas predeterminados".

No obstante, los datos disponibles en nuestro país reflejan que todavía se está lejos de ese tratamiento específico. En España, la prescripción de opioides, medicamentos indicados para una parte importante de los enfermos que sufren dolor crónico, no supera el 4%, "aunque sabemos que estos fármacos modulan el dolor, tradicionalmente, se pensaba que este tipo de dolor era refractario a estos medicamentos. Sin embargo, diversas investigaciones han revelado que además de su acción analgésica, los opioides actúan de forma específica sobre receptores opioides pre y postsinápticos lo que supone un mayor alivio específico del dolor".

La oxicodona

Entre esta familia de fármacos, oxicodona constituye una de las moléculas con mayor eficacia en el tratamiento del dolor neuropático, somático y visceral. "En dolor somático –precisó el doctor De Andrés- oxicodona muestra un beneficio específico en artritis reumatoide y dolor postoperatorio. En dolor visceral, este fármaco permite controlar dolores diferentes y en algún caso difíciles de tratar como el asociado a la cistitis intersticial. Oxicodona además presenta un rápido y mantenido inicio de acción (el efecto se manifiesta a los 30 minutos de su administración y se mantiene durante 12 horas) y un hecho importante es la alta satisfacción que manifiestan los pacientes tratados con este fármaco".