CIRUGÍA POR ARTROSCOPIA DE CADERA PARA TRATAR UN CHOQUE FEMOROACETABULAR

23 nov 2011

Por el DR ÁNGEL VILLAMOR, Director de la Unidad de Traumatología y Recuperación Avanzada del Hospital USP San José y Director Médico de la Clínica iQtra

En el marco de la III Máster Class Nycomed en Cirugía Artroscópica de Cadera organizada en el Hospital USP San José dirigí – acompañado por el Dr. Dean K. Matsuda (Los Angeles, USA)-  una cirugía por artroscopia de cadera para
tratar un choque femoroacetabular en un paciente joven, que siguieron en directo 120 especialistas en Traumatología y Cirugía Ortopédica procedentes de toda España.

El choque femoroacetabular se describió a finales del siglo XX, pero no se ha tratado correctamente hasta los primeros años de este siglo. Consiste en la presencia de una protuberancia, bien en el cuello del fémur, bien en el acetábulo (la cavidad en la que encaja el fémur), bien en los dos. El abordaje mínimamente invasivo -por artroscopia- de esta patología de la cadera (una articulación más compleja y profunda que el resto) sigue siendo una novedad.

En esta sesión intervinimos a un paciente de 49 años, aficionado a la práctica deportiva intensa –perfil habitual en este tipo de pacientes-, que presentaba dolor en la ingle y glúteo izquierdos, con unos 4 meses de evolución. El paciente refería molestias cuando estaba sentado y durante la abducción (elevación lateral de la pierna sin rotación de la cadera), momento en el que experimentaba pinchazo y dolor.

Las pruebas diagnósticas (RX, resonancia y TAC) revelaron un choque femoroacetabular doble (CAM y Pincer), con lesión en el labrum (el cartílago de la cadera que cumple la misma función que el menisco en la rodilla) y lesiones condrales (pequeñas esquirlas óseas) en el acetábulo. Previamente a la cirugía artroscópica, el paciente fue tratado con infiltraciones intraarticulares con ácido hialurónico, a las que ha respondido con disminución del dolor.

La cirugía

La cirugía se realizó con anestesia general, como es habitual en este tipo de intervenciones, que tienen una duración estimada de entre 2 y 3 horas. El abordaje por artroscopia es una intervención mínimamente invasiva, que permite a los doctores tener una visión del interior de la articulación de la cadera, mediante la introducción de una pequeña cámara. El procedimiento puede ayudar a los doctores a diagnosticar con seguridad las patologías de la cadera, a la vez que a reparar algunas lesiones. Se practica con un artroscopio; 2 ó 3 mini-incisiones en la zona de la cadera permiten introducir tanto la cámara como el diferente instrumental necesario para reparar la articulación. Estas incisiones tienen una longitud aproximada de 1 cm cada una.

Para conseguir trabajar dentro de la articulación, es imprescindible desarticularla, para lo que se usa una mesa de tracción. Es posible que tras la cirugía, el paciente sienta molestias, edema y adormecimiento en el pubis, durante unas horas o días. Se utiliza un fluoroscopio durante toda la intervención, que ayuda al equipo radiológicamente a saber que la cámara y los instrumentos están en las localizaciones correctas. Durante la artroscopia se insufla suero salino constante para que el flujo de líquido mantenga la articulación limpia.

Cada cirugía puede tener una duración diferente, en función de la lesión de la patología, pero es habitual que dure entre 2 y 3 horas. Al finalizar, el paciente pasó a la Unidad de recuperación post-anestésica, dónde fue monitorizado por el equipo de anestesistas y enfermería.
 
Somos conscientes de estar viviendo un importante proceso de puesta a punto de una técnica artroscópica que hasta ahora se había hecho muy puntualmente para realizar gestos sencillos, pero cuya importancia es actualmente indiscutible por esta patología que acabar de empezar a entenderse y cuya gravedad es cada vez más evidente.

La patología

El choque femoroacetabular es una patología muy frecuente, que hasta ahora pasaba por la consulta del especialista en Medicina de Familia o de Traumatología sin diagnóstico y, por lo tanto, se le podía dar un tratamiento equivocado, y que acaba desencadenando una sintomatología que en la mayoría de los casos llega a limitar al joven en sus actividades físicas, con cojera e incluso incapacidad para caminar, y con una frecuente evolución a artrosis prematura.
 
Aún no disponemos de estadísticas y, sobre todo, de seguimientos prolongados, pero sí hemos podido constatar que con la artroscopia aliviamos al paciente de sus síntomas y limitaciones, y muy probable y lógicamente le salvamos o mejoramos de la evolución que hubiera seguido. Lo que aún nos queda por determinar es, cuando el paciente acude a nosotros con signos de artrosis iniciada, cuánto hemos podido retrasar su evolución y con ello la necesidad de una prótesis.

El choque femoroacetabular es una discreta deformación de la articulación de la cadera que, en la mayoría de los casos, acaba desencadenando una artrosis prematura. Es una patología cuyo origen actualmente se desconoce, que puede afectar a cualquiera de los dos elementos que participan en el juego de la cadera: el acetábulo y el fémur. Puede manifestarse a modo de giba en el cuello del fémur, que choca con el reborde acetabular (Cam impingement). O viceversa: el borde anterolateral del acetábulo protuye tanto que choca en el cuello del fémur en gestos de flexión y rotaciones de cadera (Pincer impingement).

Esta anomalía empieza a manifestarse en la mayoría de los casos como un dolor inguinal y, en menor frecuencia, en la región trocantérea, glúteos o en cresta ilíaca. El dolor se presenta durante o después de la práctica deportiva, cuando se permanece un rato sentado o bien al levantarse después de estar un tiempo sedente. También puede manifestarse como una lenta perdida de la movilidad o del juego de la cadera, a veces sin dolor alguno.

La articulación de la cadera

La articulación de cadera es compleja, y cuenta con un diseño que nos permite un amplio grado de movimiento para hacer nuestras actividades diarias. Diversos músculos importantes y principales conectan y cruzan la articulación de la cadera, haciendo posible el caminar y la aceleración rápida en acciones como correr y saltar. Se compone de la cavidad acetabular (el acetábulo), espacio en el que se inserta la cabeza del fémur.

Al igual que el resto de articulaciones, las superficies de los dos huesos que componen la articulación (acetabulo de la pelvis y cabeza del fémur) están cubiertas por un tejido liso llamado cartílago. El cartílago actúa como una esponja en la articulación, permitiendo el deslizamiento suave y con poca fricción de las dos superficies que deslizan. Además el acetábulo está rodeado de un anillo cartilaginoso llamado labrum que sirve para asegurar la articulación, procurando un vacío articular y un encaje perfecto del fémur dentro del acetábulo.

No se conoce con certeza el por qué se ocasiona el crecimiento imperfecto de los huesos afectados. Los traumas en la cadera, o los deportes que ocasionan fricciones repetidas del fémur contra la pelvis, con posiciones agachadas
forzadas y mantenidas (como las de los jugadores de hockey hielo, o los pilotos de motociclismo), podrían ocasionar lesiones en el labrum.