Prof. Ribera Casado: “Mantenerse físicamente activo y luchar contra cualquier tipo de discriminación por edad es básico para vivir una vejez sana”

27 sep 2018
Prof. Ribera Casado: “Mantenerse físicamente activo y luchar contra cualquier tipo de discriminación por edad es básico para vivir una vejez sana”

La Vocalía de Médicos Jubilados del ICOMEM, ha organizado el tercer año académico del curso sobre "Actualizaciones en Geriatría" cuyo objetivo es ampliar los conocimientos sobre el envejecimiento. El curso se celebrará del 22 de octubre al 20 de mayo y está coordinado, como en anteriores ediciones, por el Prof. José Manuel Ribera Casado, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y Académico de número de la RANM.

¿Tienen los médicos ventajas por su profesión, conocimientos y experiencia para disfrutar de una mayor calidad de vida durante las edades avanzadas?
 
A mi juicio las ventajas para disfrutar de una mejor calidad de vida en la edad avanzada  vienen derivadas de lo que haya sido la historia previa de cada uno, de las relaciones humanas con las que se cuente, sean estas familiares o no, y de la aplicación razonable del propio sentido común. El nivel cultural, se sea o no médico, considero que puede ser un factor favorable en la medida en la que permite racionalizar mejor las decisiones del día a día, pero no creo que sea un determinante definitivo.
 
 
¿Deberían hacerse más cursos sobre “Actualizaciones en Geriatría” para insistir en estos conocimientos específicos?
 
Yo creo que sí, y no sólo dirigidos a médicos jubilados sino también a profesionales sanitarios en activo, sean o no médicos, e incluso, con las matizaciones correspondientes, a la población en general, dentro del capítulo genérico de la educación sanitaria a la sociedad. 
 
En el caso de los profesionales de la salud, sobre todo de los médicos, se trata de unas materias que en muchos casos no se han estudiado ni durante la licenciatura ni en la formación postgraduada posterior y se van a ver obligados a tratar a diario con personas de edades avanzadas con problemas médicos y sociales muy complejos. En el caso de los médicos jubilados las ventajas de estos cursos vienen tanto por lo que supone cubrir aspectos poco conocidos de la profesión como por la eventual aplicación de los contenidos del curso a uno mismo y a su entorno más inmediato.
   
 
¿Hay una edad adecuada para empezar a prepararse para una vejez sana o debe ser una constante a lo largo de la vida?
 
En materia de prevención hay dos ideas clave que a mi me gusta repetir cuando hablo de estos temas. La primera es que cuando antes se empiece, mejor; esto es algo bastante aceptado y asumido sin grandes problemas por todo el mundo. La segunda es que nunca es tarde para poner en marcha medidas preventivas contrastadas sean estas del tipo que sean. Las reticencias prácticas en este caso -siempre injustificadas- son mucho más altas.
  
 
¿Qué problemas de salud preocupan más a los médicos en esta etapa de la vida y, por consiguiente debieran ser tratados con mayor intensidad en estos cursos de reciclaje?
 
Es una pregunta de difícil respuesta porque la variabilidad individual es enorme. En general yo diría que preocupan más todos aquellos que determinan la posibilidad de generar limitaciones funcionales. A la cabeza de ellos se encuentran las demencias, pero también las pérdidas sensoriales, las limitaciones del aparato locomotor, u otras situaciones que pueden crear dependencia física. En todo caso desde mi punto de vista los temas preferenciales debieran ser aquellos sobre los que nuestras posibilidades de intervención positiva son más evidentes.
  
 
¿Se necesitan más especialistas en Geriatría teniendo en cuenta los cambios demográficos de nuestra población?
 
Obviamente sí. Aunque hemos avanzado mucho en los últimos 30 años el número de titulados en Geriatría sigue estando muy por debajo de las necesidades, como lo está el número de centros acreditados para la formación, así como la presencia explícita de la especialidad en los diferentes niveles asistenciales donde lógicamente debiera encontrarse, empezando por los propios hospitales.
 
 
¿Qué importancia tiene la coordinación entre especialistas y niveles asistenciales?
 
La necesidad de coordinación entre especialistas, sobre todo en aquellas áreas clínicas que son más afines, así como entre los diferentes niveles asistenciales, es algo fuera de toda duda. Lo es tanto por razones conceptuales que tienen mucho que ver con la propia esencia de la profesión como por razones funcionales incluyendo entre ellas las económicas. Suele decirse que éste es un problema de las administraciones, cosa que es cierta. Pero quiero insistir en que el tema va mucho más allá y que los profesionales tenemos una parte alta de responsabilidad al respecto. 
 
Básicamente los problemas se derivan la mayor parte de las veces de problemas de competencias, de lucha por áreas de poder, cuando no de orgullos mal entendidos. Por ejemplo es lamentable y no de recibo la lucha gremial que se establece periódicamente y se difunde ampliamente por los medios de comunicación entre colegios profesionales de Medicina, Enfermería y Farmacia. Dentro de la propia profesión médica ocurre algo parecido entre especialidades más o menos próximas. Lo cierto es que hay enfermos para todos y cada uno de ellos debe ser atendido por quien mejor esté capacitado para resolver su problema, tenga la titulación que tenga, y en el o los niveles asistenciales óptimos. 
 
La prioridad siempre debe venir determinada por los intereses del paciente y esto es válido para cualquier edad desde la infancia hasta el periodo post jubilación. Los geriatras somos por definición profesionales del trabajo en equipo y así deberemos comportarnos en la práctica. En el campo médico la necesidad de trabajar de la mano con especialistas reconocidos de las áreas médicas o quirúrgicas es evidente y consustancial con la propia historia de la especialidad, como lo es la necesidad de ir de la mano con compañeros de especialidades aún no reconocidas de manera oficial como pueden ser los que ejercen en el ámbito de urgencias, en la medicina paliativa o en el campo de las enfermedades infecciosas.
 
 
¿Se podría enumerar un decálogo de recomendaciones para los médicos en esta etapa de la vida?
 
No, no me atrevo. Sería muy subjetivo y evidentemente bastante incompleto. Sin embargo, a los médicos jubilados, como al resto de coetáneos con edades parecidas si que les haría las tres recomendaciones básicas que me parecen de libro: que se muevan, que se mantengan físicamente activos; que se hidraten suficientemente y de manera permanente y que protesten, que no se resignen y luchen contra cualquier forma de discriminación por edad. Para ser más efectivo en este terreno creo que hay que fomentar y vivir todo tipo de asociacionismo.
 
En el caso de los médicos añadiría la necesidad de mantenerse en contacto permanente con la sociedad que a cada uno le sea más próxima. Hacerlo así, no rehuir el diálogo nunca y transmitir mensajes de salud a antiguos enfermos, amigos y familiares no es solamente una manera de permanecer en la profesión, sino también un autoestímulo gratificante y valioso.