'Histeria: Una perspectiva neurológica', del Prof. Santiago Giménez-Roldán, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Gregorio Marañón
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Entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes que acuden a una consulta de neurología presenta síntomas inexplicables desde el punto de vista orgánico ya que su origen es de carácter histérico o psicogénico. “Los síntomas histéricos tienen aspecto neurológico (parálisis, temblores, ataques, movimientos y posturas anormales, amnesia, etc.), pero su naturaleza, es decir, el mecanismo por el que se producen, obedece a elaboraciones psicológicas”, comenta el Profesor Santiago Giménez-Roldán, jefe del Servicio de Neurología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
El diagnóstico y el tratamiento de los pacientes que muestran manifestaciones psicogénicas son muy complicados y laboriosos. Por este motivo, el Profesor Giménez-Roldán ha escrito la monografía “HISTERIA: UNA PERSPECTIVA NEUROLÓGICA”, patrocinada por GlaxoSmithKline, con el objetivo de ayudar a diferenciar los síntomas psicogénicos de los orgánicos y servir de herramienta para los expertos explicando los mecanismos cerebrales de esta patología y favoreciendo la mejora en el manejo de los pacientes que la sufren.
Esta monografía aúna todos los aspectos que tienen relación con la histeria a lo largo de 15 capítulos que resumen desde el lugar que ocupa la histeria en la neurología hasta su manejo terapéutico. Cuestiones tan relevantes e interesantes como la epidemiología, la etiología, los síntomas, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento de la histeria, se recogen en el libro de forma detallada y exhaustiva por el autor. Además, este escrito cuenta con la participación, en el prólogo, de un gran neurólogo de nuestro país, el Profesor Luís Barraquer i Bordas, de quien el autor de la monografía dice poner el contrapunto imprescindible de la obra aportando otra perspectiva a la hora de enfocar problemas como el subconsciente.
Desde la antigüedad, los médicos han observado que los pacientes calificados como histéricos presentan síntomas objetivos importantes sin lesión que los justifique; por ejemplo, una parálisis sin lesión en los nervios ni músculos, una ceguera sin anomalías en el ojo ni de los componentes del sistema óptico. En todos estos casos se supone que la causa es un conflicto psicológico que se convierte en un síntoma orgánico que lo simboliza.
Hoy en día, gracias a la existencia de mejores técnicas y de mayor número de neurólogos especializados en esta patología, se sabe que existen muchos más pacientes con histeria de los que se pensaba. “Tanto es así -informa el profesor Giménez-Roldán- que entre un 20 y un 30 por ciento de los pacientes diagnosticados de epilepsia crónica incurable por medios farmacológicos sufren, en realidad, crisis psicogénicas”. Además, añade el experto, “entre los enfermos neurológicos con graves problemas como paraplejías, parkinsonismos e incoordinación, es conocido que del 1 al 3 por ciento de los mismos terminan considerándose como pacientes con síntomas psicogénicos”.
Diagnóstico y tratamiento de la histeria
Para los neurólogos y los psiquiatras existe un grado importante de complicación a la hora de diagnosticar un paciente con histeria ya que los primeros no encuentran una explicación física a los síntomas y dudan de si éstos son simulados por el enfermo, y los segundos, porque las explicaciones psicogénicas no les ofrecen suficientes respuestas científicas.
“En la actualidad -tal y como afirma el profesor Giménez-Roldán en esta obra- los dos problemas más comunes en relación con la histeria son las "crisis psicogénicas" y los "trastornos del movimiento psicogénicos". Las primeras suelen plantear arduos problemas diferenciales con la epilepsia y los segundos, con enfermedades de los ganglios basales, como la distonía o el temblor”. “Con todo –continúa el experto- la capacidad de la mente humana para desarrollar conductas peculiares es casi infinita y uno se sorprende viendo casos con insólitas manifestaciones psicogénicas”.
Aunque el diagnóstico de pacientes con histeria suele establecerse sin dificultad en los casos más llamativos, no existe un tratamiento específico para tratar estos síntomas histéricos. Un paciente en el que se sospecha un origen psicogénico de sus síntomas debe ser investigado exactamente igual que si tuviera síntomas orgánicos. Contar con un neurólogo experimentado es fundamental, porque la sospecha inicial del origen psicogénico de un síntoma proviene de su incongruencia con una causa orgánica. Son prácticas poco deseables las actitudes irónicas por parte del médico, minimizar el problema (“usted no tiene nada…”) o, por el contrario, embarcarle en un sinfín de pruebas que refuerzan su convicción de sufrir un problema oscuro e incurable (“le he hecho de todo y no encuentro nada”).
No existe “una pastilla” que cure los síntomas psicogénicos. Algunos casos, especialmente aquellos que se presentan agudamente, pueden ser manejados solamente por el neurólogo (hay enfermos que desconfían de ser “tomados por locos” si se les insinúa una evaluación psiquiátrica”). Idealmente, debieran ser manejados por un equipo multidisciplinario (neurólogos, psiquiatrías y, en ocasiones, también fisioterapeutas o psicólogos) interesado en el problema. La colaboración del psiquiatra es ineludible cuando el paciente asocia una grave psicopatología de fondo. El planteamiento del diagnostico debe de hacerse con el equipo que ha contribuido a su diagnostico, con el paciente y con su familia.
Es necesario “guardar la cara” del paciente; explicaciones racionales sobre la relación mente y cuerpo suelen ser útiles. El profesor Giménez-Roldán, de acuerdo con su amplia experiencia y con los datos de la literatura científica, sugiere algunas pautas útiles en el manejo de estos difíciles pacientes. “Los resultados pueden ser espectaculares en casos agudos: el paciente que ingresa en silla de ruedas puede salir andando minutos después”, cuenta el profesor Giménez-Roldán.
El pronostico es considerablemente peor cuando la situación se cronifica; al cabo de los años, y tras un peregrinar de consulta en consulta, uno encuentra a no pocos de estos pacientes aislados socialmente, viviendo a expensas de una pensión de invalidez y bajo los cuidados de un familiar sacrificado. “La histeria es un problema muy serio a tener en cuenta ya que dos de cada tres pacientes con manifestaciones psicogénicas prosiguen indefinidamente con estas, es decir, no se curan, dice el Profesor Giménez-Roldán.
La mala interpretación de la histeria
El profesor Giménez-Roldán comenta que “es conocido, incluso popularmente, que el término histeria deriva de hysterus, que significa útero, ya que los antiguos asociaron esta patología con la mujer, descuidándose la observación de fenómenos histéricos en el hombre, que también existen”. Los síntomas psicogénicos afectan a hombres y mujeres y nadie está libre de desarrollarlos a cualquier edad.
“Aún así, la palabra histérica sigue manteniendo ciertas connotaciones peyorativas por lo que los especialistas aplican, en la actualidad, el adjetivo psicogénico en su lugar resultando de esta tendencia términos como temblor psicogénico, hemiparesia psicogénica, etc.”, concluye el profesor Giménez-Roldán.