Comunicado de la Comisión de Deontología sobre la mal llamada “violencia obstétrica”

20 may 2022

En el documento de posicionamiento de la Comisión de Deontología se tratan cuatro puntos importantes: la razón de ser de la atención obstétrica, la alianza médico-paciente como garantía de calidad asistencial, el uso inapropiado del término violencia referido a la atención obstétrica y, por último, el valor social del compromiso de ginecólogos y obstetras en la salud de las madres y sus hijos

1.- Singularidad y razón de ser de la atención obstétrica
 
La atención obstétrica es una rama de la medicina que presenta unas particularidades propias. Destaca el hecho de que es una actividad centrada en dos pacientes al mismo tiempo, pues es su responsabilidad el cuidado de la salud tanto de la madre como del hijo que se alumbra, de lo que se derivan responsabilidades específicas con cada uno de ellos. Es también una atención que se centra en sujetos sanos y se desarrolla sobre un proceso no morboso en sí, porque el parto es un fenómeno completamente fisiológico.
 
Sin embargo, este proceso precisa de una asistencia y acompañamiento médico que pueden resultar determinantes para que el resultado sea óptimo en términos de salud y supervivencia. Se trata, por tanto, de acontecimientos vitales que tienen al mismo tiempo un correlato sanitario, es decir, implican aspectos de la promoción y mantenimiento de la salud tanto de la madre como del hijo. 
 
Desde que el embarazo y el parto son asistidos y atendidos por personal sanitario, se ha producido una gran mejoría constatable en términos de salud materna y neonatal. Concretamente, la especialidad de Ginecología y Obstetricia ha hecho de esta atención la razón de ser de sus profesionales y los frutos son más que evidentes, como puede observarse en el análisis de cualquiera de los marcadores de salud que se analicen con el paso de los años, particularmente la morbi-mortalidad materna e infantil, y en la comparación con los lugares en los que este desarrollo no se ha producido aún.
 
El modelo actual de asistencia al parto en la Comunidad de Madrid está completamente centrado en la salud de la madre y de su hijo. Por eso los facultativos implicados en esta atención deben verse como lo que son: auténticos aliados en un proceso, que es también asistencial, no siempre exento de riesgos para la salud de la madre y del niño.
 
2.- La alianza médico-paciente es garantía de calidad asistencial
 
El parto y el puerperio son momentos muy significativos para las madres y sus hijos. Para la madre suponen un auténtico reto de adaptación corporal, psicológica y social que exige un esfuerzo por su parte y que precisa de acompañamiento y apoyo. Resulta crucial, por tanto, mantener una comunicación constante y afectiva que permita a la madre interpretar sus experiencias y vivirlas como propias a la vez que tomar las decisiones que considere adecuadas dentro de la una relación de confianza.
 
En cada parto los protagonistas son, sin duda, el hijo que nace y la madre que lo acoge. La mujer está implicada con su cuerpo y con su mente, en definitiva, con toda su persona en los procesos del embarazo, el parto y el puerperio. De esa participación deriva su primacía y su centralidad en todos ellos. Estamos hablando de auténticas experiencias vitales que se afrontan con grandes expectativas, que se viven intensamente y que quedan en la memoria como momentos de mucha importancia en la biografía de cada mujer que lo vive.
 
La alianza terapéutica es el ámbito donde esta primacía es adecuadamente garantizada y atendida. El compromiso de los médicos en el cumplimiento de los rasgos que caracterizan su ejercicio profesional atendiendo “…con corrección y delicadeza, respetando la intimidad de su paciente” (CD Cap III, art 9.2) y cuidando de “… su actitud, lenguaje, formas, imagen y, en general, su conducta para favorecer la plena confianza del paciente” (CD Cap III, art 8.1.), se perciben aquí como elementos que fortalecen esa alianza y garantizan la atención que se precisa.
 
Es en el seno de esta relación donde se da la comunicación que hace posible construir una planificación adecuada y una toma de decisiones informada y capaz que traiga también a colación los intereses y prioridades de las pacientes y sus hijos. En este sentido cabe destacar la  utilidad que han mostrado herramientas como el “plan de parto y nacimiento” dentro de las “estrategias de atención al parto normal” que ayudan a reconocer derechos fundamentales de las pacientes y favorecen el proceso de diálogo necesario.
 
3.- La atención obstétrica adecuada no puede confundirse nunca con la mala praxis ni asociarse imprudentemente al término “violencia”
 
En este contexto de atención obstétrica adecuada y planificada el término “violencia” resulta realmente inapropiado, como destacaba recientemente el comunicado de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (Comunicado de la SEGO sobre violencia obstétrica, septiembre 2021) y podría deteriorar la necesaria confianza entre el médico y su paciente (Cfr. Comunicado sobre la reforma de la ley del aborto del CGCOM, 12 de julio 2021) o incluso enfrentar innecesariamente a las madres con los profesionales que mayor ayuda pueden prestarles en momentos tan importantes para ellas.
 
Esta terminología resulta injusta porque no se corresponde con los propósitos y estándares de calidad asistencial que caracterizan a la Ginecología y Obstetricia en nuestro entorno y resulta irresponsable por el efecto negativo que puede tener sobre la confianza que la paciente precisa tener en el facultativo que la atiende.
 
Resulta central subrayar aquí la importancia que tiene para la atención sanitaria una información veraz y comprometida con la salud y los riesgos que una información no científica y fuertemente ideologizada puede conllevar. Corresponde a los facultativos proporcionar la información adecuada en cada momento según el modo que les es propio pues, “el médico informará al paciente de forma comprensible, con veracidad, ponderación y prudencia. Cuando la información incluya datos de gravedad y mal pronóstico se esforzará en transmitirla con delicadeza que manera que no perjudique al paciente” (CD Cap III, art 15.1 y 15.2).
 
4.- El valor social del compromiso de Ginecólogos y Obstetras en la salud de las madres y sus hijos
 
“La profesión médica está al servicio del ser humano y de la sociedad. Respetar la vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad son los deberes primordiales del médico” (CD Cap II, art 5.1). Este artículo está al comienzo de todas las obligaciones que describe el Código de Deontología. No solo supone una norma de obligado cumplimiento sino, realmente, uno de los principios inspiradores de todo el quehacer médico, al que volver una y otra vez para tomar la inspiración y la razón de ser de la profesión. En la especialidad de Ginecología y Obstetricia, este respeto a la vida y la dignidad de la persona y el cuidado a la salud se encuentran singularmente encarnados.
 
Los numerosos facultativos que atienden los partos en la Comunidad de Madrid constituyen un capital humano y profesional del que toda la sociedad se beneficia, particularmente las mujeres que dan a luz y sus hijos. Estos médicos son y deben ser considerados como los principales promotores y cuidadores de su salud. También deberían ser tenidos en cuenta y consultados antes de la puesta en marcha de cualquier medida organizativa o legal que tenga repercusión asistencial en este terreno. Toda forma de regulación que no cuente con esta colaboración es contraria a los intereses de los pacientes. Por su propia razón de ser, los profesionales se convierten en auténticos defensores de los intereses de los pacientes porque “la principal lealtad del médico es la que debe a su paciente y la salud de éste debe anteponerse a cualquier otra conveniencia” (CD cap II, Art 5.3). Por todo ello, las administraciones deben trabajar en el reconocimiento de este inestimable capital social y promover una justa y estrecha colaboración con los médicos de los que depende cada día la adecuada atención obstétrica.
 
En conclusión:
 
1.- El parto es un proceso fisiológico que tiene al mismo tiempo un correlato sanitario. La asistencia y atención al parto por los especialistas en Ginecología y Obstetricia de la Comunidad de Madrid, centrados en la salud de la madre y de sus hijos, ha producido una gran mejoría constatable en términos de salud materna y neonatal como puede observarse en el análisis de cualquiera de los marcadores de salud que se analicen con el paso de los años.
 
2.- La alianza terapéutica es el ámbito donde la primacía de la madre y el niño es adecuadamente garantizada y atendida. El compromiso de los médicos en el cumplimiento de los rasgos que caracterizan su ejercicio profesional atendiendo “…con corrección y delicadeza, respetando la intimidad de su paciente” (CD Cap III, art 9.2) y cuidando de “… su actitud, lenguaje, formas, imagen y, en general, su conducta para favorecer la plena confianza del paciente” (CD Cap III, art 8.1.), son elementos que fortalecen esa alianza y garantizan la atención que se precisa favoreciendo una planificación adecuada.
 
3.- La identificación de la atención obstétrica con el término “violencia” resulta inapropiada e irresponsable por el efecto negativo que puede tener sobre la confianza que la paciente precisa tener en el facultativo que la atiende. La información en el ámbito asistencial debe ser veraz y comprometida con la salud y no basada en datos no científicos o fuertemente ideologizados. Esto queda particularmente garantizado en la relación asistencial pues “el médico informará al paciente de forma comprensible, con veracidad, ponderación y prudencia” (CD Cap III, art 15.1 y 15.2).
 
4.- La profesionalidad y el compromiso asistencial de Ginecólogos y Obstetras constituye un enorme capital social que debe ser reconocido. Los facultativos, junto con el resto del personal sanitario, son los principales promotores y cuidadores de la salud de las madres y de sus hijos. Ellos deben ser tenidos en cuenta y consultados antes de la puesta en marcha de cualquier medida organizativa o legal que tenga repercusión asistencial en este terreno. Las administraciones deben trabajar en el reconocimiento de este inestimable valor social y promover una justa y estrecha colaboración con los médicos de los que depende cada día la adecuada atención obstétrica.
 
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Adjuntos
Documento de posicionamiento de la Comisión de Deontología sobre la mal llamada "violencia obstétrica"
20 de mayo de 2022