LA ABLACIÓN SE PERFILA COMO UNA ALTERNATIVA EFICAZ PARA EL ABORDAJE DE LAS ARRITMIAS

29 nov 2011

Por el DR. JESÚS ALMENDRAL, jefe de la Unidad de Electrofisiología Cardiaca y Arritmología Clínica de HM Hospitales y profesor de Cardiología de la Universidad CEU San Pablo

Las arritmias cardiacas no son otra cosa que la existencia de una anomalía en la activación eléctrica del corazón. El proceso eléctrico del movimiento del corazón nace en la parte superior de éste, donde se emiten los impulsos de manera normal, y desde allí se produce una propagación de los mismos, primero a las aurículas y, al llegar a la unión entre éstas y los ventrículos, continúan a través del sistema de conducción a un ritmo más lento para volver a ir más deprisa cuando llegan a los ventrículos.

Sin embargo, este proceso puede verse alterado de diversas maneras, generando las llamadas arritmias: Puede ocurrir que el foco en el que nacen los impulsos sea otro distinto al normal y vaya muy deprisa, lo que se conoce como taquicardia supraventricular; que el foco, en lugar de situarse en la parte superior del corazón, esté en la mitad inferior de éste, produciendo una taquicardia ventricular; o que la activación del impulso eléctrico en la parte superior del corazón se desorganice totalmente y se vuelva rapidísima.

Esta última situación constituye la fibrilación auricular, que es la arritmia más frecuente, y si bien, la parte positiva del cuadro viene dada por el hecho de que el citado desorden se localice en la parte superior, por lo que el sistema
de conducción funciona como filtro haciendo que a la parte inferior del corazón lleguen muchos menos impulsos, lo cierto es que llegan más de lo que deberían y de forma irregular, situación que hace necesaria su detección y control por parte de un profesional médico. Además, esa desorganización de los impulsos cardiacos favorece que se formen coágulos en el corazón (trombos), que pueden dar lugar a ictus, cuya prevención hace necesarios con frecuencia los
medicamentos anticoagulantes.

Malas noticias y buenas soluciones

En este sentido, la variedad de síntomas con los que cursan los diferentes tipos de arritmias dificulta su diagnóstico. Pueden ir desde el malestar generalizado, la presencia de palpitaciones, el aumento del cansancio, la sudoración e incluso la depresión, hasta la pérdida del conocimiento o, situación más grave de todas, la parada
cardiaca.

La primera buena solución es el tratamiento farmacológico que, aunque no suele solucionar el problema, sí logra controlarlo en algunos casos.  Pero también existen tratamientos físicos, como el uso del desfibrilador, que detiene la arritmia, pero no la cura, por lo que no evita que pueda volver a aparecer, o la realización de una ablación por catéter, que elimina el foco que funciona de forma anómala y constituye la opción más eficaz y recomendable, como lo reflejan la gran mayoría de estudios que comparan la evolución de los pacientes con medicación y con ablación y muestran la mayor eficacia de la segunda alternativa.

Por último, respecto a los criterios para aplicar la ablación frente al tratamiento farmacológico, destaca la complejidad de los mismos y la decisión que debe partir de su análisis: Hay que valorar la agresividad de la arritmia para el paciente y analizar diversos aspectos concretos, como el estado del corazón, la evolución de la enfermedad, etc, que determinan cuánto de eficaz puede ser la ablación en cada caso.