'El alumno con TDAH': Los médicos explican a los profesores cómo manejar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad

07 jun 2006

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La evolución escolar de los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los aspectos que más preocupan a los padres. En ocasiones, los profesores desconocen cuáles son los signos de alerta que deben ser comunicados a los padres para descartar o diagnosticar una patología que, hoy por hoy, afecta al 5% de los niños españoles. El TDAH es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la dificultad del niño para permanecer quieto, con un exceso de movimiento y dificultades para mantener la atención y concentrarse.




Según los resultados de la Encuesta INESME sobre el Grado de Conocimiento del TDAH, el 60% de los profesores opina que no conoce suficientemente bien este trastorno ni sus posibles complicaciones. Los datos señalan también que sólo uno de cada tres profesores habla de inmediato con los padres cuando observan síntomas sospechosos del trastorno y que el 90% de los profesores desconocen que existen medicamentos especialmente útiles para mejorar este trastorno.

Para paliar en parte esta escasa información de la que disponen los profesores, la Fundación ADANA ha publicado la Guía Práctica para Educadores El alumno con TDAH, que se acaba de presentar en Sevilla en el marco del X Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil (AEPIJ). Tal como señala Isabel Rubió, Presidenta de la Fundación ADANA, "esta Guía, escrita por profesionales con una amplia experiencia en esta área, responde a las dificultades con las que se encuentran los maestros a la hora de buscar recursos para atender a niños y adolescentes con TDAH". Los autores de la guía facilitan a los profesionales de la educación estrategias para el manejo positivo y contractivo de los niños que presentan problemas de comportamiento como el TDAH.

En la guía se ofrecen las pautas para que un maestro pueda sospechar la presencia de este trastorno ante determinados comportamientos de sus alumnos atendiendo a la persistencia de un rendimiento académico por debajo de sus posibilidades y a los problemas mantenidos del comportamiento. "Nuestra experiencia -apunta Isabel Rubió- nos ha demostrado la importancia de que los educadores conozcan cómo afrontar tanto la conducta del niño con TDAH como las dificultades en el aprendizaje que aparecen asociadas al trastorno. Si se tiene en cuenta cómo afecta en su rendimiento académico, en su autocontrol, en su relación con los demás y en su autoestima, se les podrá ayudar para que puedan integrarse plenamente en el entorno escolar y crecer tanto en conocimientos como en maduración personal".

Dificultades en la escritura, en el cálculo, lectura lenta o precipitada o dificultad ante algunos grupos consonánticos son algunos de los aspectos que pueden mostrar los niños con TDAH en el aprendizaje. Para estos y otros problemas frecuentes la Guía que hoy se ha presentado incluye estrategias y pautas generales para la intervención en la escuela. Además, recoge algunos patrones para mejorar el comportamiento del niño con TDAH y orientaciones sobre situaciones concretas como qué hacer cuando el niño se levanta a menudo, o interrumpe en clase constantemente o bien, pierde el control, chilla, desafía, etc.

La autoestima, un capítulo aparte

No es lo mismo pensar "como soy listo lo lograré" o "lo sabré hacer" que –por el contrario- "no podré conseguirlo nunca": por eso es fundamental que los educadores dediquen tiempo a incrementar la autoestima. Según la Guía la mayoría de los niños con TDAH se valoran a sí mismos negativamente y más del 50% presenta problemas emocionales, como síntomas depresivos, de desconfianza, inseguridad o baja autoestima.

En este sentido, la doctora María Jesús Mardomingo, Presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil y Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, señala que "el TDAH es un trastorno que se manifiesta en los primeros años de vida. Los padres refieren que el niño es muy inquieto desde que comenzó a andar, no fija la atención, no atiende cuando se le habla, no escucha y contesta de forma precipitada a las preguntas. Tiene también dificultad para adaptarse a los juegos con otros niños y en general para seguir normas. Le cuesta obedecer, hacer los deberes y suele requerir un mayor esfuerzo de los padres para educarlo".

Estas características contribuyen a un menor rendimiento en el colegio, con retrasos en el aprendizaje e incluso pérdidas de curso. Los niños tienen además en muchas ocasiones, dislexias, disgrafías y discalculias, es decir problemas específicos para aprender a leer, escribir o para las matemáticas, lo que empeora, aún más, el cuadro clínico. "Por si fuera poco –añade la doctora Mardomingo- los síntomas depresivos y la ansiedad son también frecuentes en los niños con TDAH como consecuencia del fracaso escolar y del rechazo que producen en los demás por su comportamiento impulsivo".

La insatisfacción y la baja autoestima del niño se deben a la sensación que tiene de no cumplir con las expectativas de los otros, de creer que no se le comprende y, por tanto, de sentirse rechazado. "Además, apunta la doctora Mardomingo, entre los profesores también se observa cierta insatisfacción porque el niño no colabora y no sigue las normas".

Un trastorno que debe ser tratado según las evidencias científicas

El tratamiento correcto y científicamente demostrado como eficaz en el TDAH debe ser multimodal (incluir abordajes farmacológico y psico-social) y multidisciplinar (desde la disciplinas psiquiátrica, psicológica y pedagógica). Así lo señala el doctor Óscar Herreros, especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario de Canarias. Cuando es necesario el tratamiento farmacológico, la clave no radica en "aceptarlo" o no, sino en comprender las causas y consecuencias de la enfermedad. De ello se ocupa la primera parte de la intervención psico-social, la llamada "intervención psicoeducativa". En este sentido el doctor Herreros, considera que "una persona diagnosticada de TDAH (o unos padres), si comprende los mecanismos causales de este trastorno, raramente tendrá dificultades para asumir la necesidad del tratamiento farmacológico, al igual que una persona diagnosticada de diabetes nunca plantearía una duda sobre la conveniencia de ser tratada con insulina".

Las consecuencias de no tratar a los niños con este trastorno pueden ser graves, puesto que, aunque el síntoma más llamativo, la hiperactividad, tiende a reducirse o desaparecer con los años, la falta de atención y la impulsividad persisten muchas veces en la adolescencia y en la vida adulta. No tratar puede conducir, por tanto, al fracaso escolar de los niños y a complicar las posibilidades de una socialización normal. Además, estos niños pueden presentar más habitualmente conductas de riesgo (accidentes, consumo de drogas) y ser adultos con un nivel educativo por debajo de sus posibilidades reales, así como un nivel laboral más pobre, problemas en sus relaciones de pareja y mayor riesgo de presentar toxicomanías y otros trastornos mentales.

"Hoy por hoy -añade el doctor Óscar Herreros- el tratamiento con metilfenidato de liberación prolongada supone la novedad más esperanzadora, ya que su administración en una sola dosis, frente a las tres necesarias con el metilfenidato de liberación inmediata, reduce el riesgo de olvidos y abandonos del tratamiento, evita el estigma asociado a tener que tomar un medicamento en el colegio y permite un control más eficaz de los síntomas a lo largo de todo el día y todos los días".