Dr Mario Chico: “En Madrid, la demanda ha sido brutal y la necesidad de camas de UCI se ha triplicado

12 may 2020
Dr. Mario Chico, presidente de la Sociedad Madrileña de Medicina Intensiva y Anestesiología, SOMIAMA

La sobrecarga de trabajo y el estrés emocional para los profesionales médicos en la atención de los pacientes con COVID-19, ha sido quizás aún mayor en algunas especialidades médicas que han estado en primera línea en la contención del virus. Es el caso de la medicina intensiva que ha tenido que encargarse de tratar a un elevado número de pacientes críticos que han colapsado algunas UCIs. El Dr. Mario Chico Fernández, presidente de la Sociedad Madrileña de Medicina Intensiva, SOMIAMA y jefe de la Sección de la UCI de Trauma y Emergencias del Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario “12 de Octubre, nos ha concedido esta entrevista en la que relata las dificultades y los retos que ha supuesto la lucha frente a la COVID-19.

  • ¿Cómo definiría el papel del intensivista  en esta emergencia sanitaria de la COVID-19?
 
Antes de responderle, me gustaría recalcar que cuando nos referimos a la atención de un paciente crítico, siempre debemos destacar el trabajo de todo un un equipo médico. No sólo hay que hablar necesariamente de los intensivistas, sino de todos los profesionales, médicos residentes, enfermeras TCAES, etc.) que antes, durante y después de esta pandemia seguirán trabajando para este tipo paciente como pasión. Y con respecto a lo que me preguntaba, creo que el papel de todos estos profesionales en esta crisis sanitaria ha sido clave como viene ocurriendo en otros países donde el virus ha sido especialmente agresivo y han tenido muchos pacientes con una mala respuesta a la infección y con las consiguientes complicaciones clínicas. Por tanto, considero que los intensivistas hemos tenido que asumir un liderazgo en la fase de la escalada de la pandemia. Por supuesto, que en nuestra labor también ha habido luces y sombras, pero en general los responsables de los diferentes servicios de medicina intensiva, en colaboración con los servicios de anestesia, y de otras especialidades, han jugado un papel fundamental en la gestión y  coordinación de las camas UCIs y del resto de recursos, escasos durante la explosión del virus.  
 
  • ¿Qué considera que debe o va aprender la medicina intensiva con esta pandemia?
 
Los intensivistas estamos acostumbrados a trabajar a contrareloj para salvar vidas y a convivir con situaciones extremas. Sin embargo, esta crisis sanitaria ha sido excepcional, y especialmente dura para todos, aún así todas las experiencias vividas en esta crisis sanitaria nos han hecho adquirir nuevos conocimientos. Estoy seguro que varias generaciones de profesionales vinculados a la medicina intensiva (médicos, enfermera, etc.) van a quedar marcados por un aprendizaje realizado en tiempo récord y con una presión inusual. Conceptos como el triaje, la gestión de recursos, el trabajo en equipos interdisciplinares van a quedar para siempre entre los profesionales que se han enfrentado a este virus. Pero además, creo que, ha servido para que se conozca una especialidad tan fundamental y tan llena de matices como esta, y sobre la que quizás se hayan sacado conclusiones precipitadas sobre el modelo de atención al paciente crítico, interesadas, y con mucha probabilidad, equivocadas.
 
  • Los hospitales de Madrid se han reestructurado para atender la Covid-19, pero aun así han faltado recursos.
 
Quienes nos dedicamos a la medicina intensiva nos encontramos con situaciones de emergencia y excepcionales en las que atendemos a múltiples víctimas de infecciones, atentados, catástrofes naturales etc.. En este contexto, los intensivistas nos encontramos en un desequilibrio difícil de conciliar entre la demanda de atención que requieren estos pacientes, los recursos de los que disponemos; que a su vez dependen del tiempo que tenemos para tomar las decisiones. En Madrid, la demanda ha sido brutal y la necesidad de camas de UCI se ha triplicado. Para que los profesionales que trabajan en UCI no volvamos a vivir  una situación parecida creo que entre todos,  sanitarios, políticos y administradores, debemos reflexionar para dar una respuesta adecuada a un desafío como esta pandemia, que podría repetirse. Ser capaz de articular esta respuesta con todos los agentes sociosanitarios es uno de los desafíos de futuro de nuestra sociedad civil.
 
  • ¿Desde SOMIAMA está participando en algún ensayo o estudio científico sobre la COVID-19?
 
 Sí, hay varios registros en marcha sobre el abordaje en este tipo de enfermos, pero quizás el planteamiento de los registros de salud, debería hacerse también sin precipitación, trabajando en red y a nivel nacional. Me permito recordar que notificar sobre los casos clínicos y recoger los datos no se hace de un día para otro y que se requiere inversión y planificación previa para tenerlos disponibles cuando se necesitan. También existen en marcha ensayos sobre medicación, aunque mi opinión personal es que la calidad de las publicaciones científicas ha sido también una víctima de esta situación.
 
  • ¿Cuándo se empezó a intuir en las UCIS antes que el problema del coronavirus era más grave y afectaba a más población de lo que decían las cifras oficiales?
 
Si dijera que en ocasiones, como profesionales, no había una diferencia entre las cifras oficiales de ocupación de UCI y lo que vivíamos, mentiría. Pero no voy a caer en el “síndrome de Casandra” habitual en estos tiempos. Ha sido una situación que creo que nadie ha sido capaz de predecir en su completa dimensión. Al inicio del brote parecía que solo afectaba a personas mayores y enfermas, pero luego se ha visto que no es así ya que han ingresado tanto jóvenes como mayores en las unidades de cuidados intensivos. El perfil epidemiológico habrá que establecerlo con los estudios en marcha y centrándonos en nuestro entorno,  ya que ni siquiera nos sirve el  de otros países.
 
  • Se ha cuestionado mucho los protocolos que se han aplicado en la entrada a UCI de los pacientes.
 
Los profesionales de medicina intensiva siempre gestionan un recurso limitado como son las camas de UCI y siempre es una decisión difícil, que sólo nos ocupa en parte. También hay que vigilar no exponer a cuidados intensivos a enfermos que no se vayan a beneficiar de ellos y además hacerlo comprender a los enfermos y a las familias.